El 2 de marzo de 1997, en pleno centro de Rosario, Argentina, Sebastián Pira conducía a más de 140 kilómetros por hora cuando causó un fatal accidente. En la intersección de Salta y Oroño, Pira atropelló a María Celeste Haiek y Daniela Caruso, cobrándose así dos vidas en un instante. Sin embargo, lo que sigue es una historia de impunidad que desconcertó a la sociedad durante más de 20 años.
Este caso generó un debate sobre la justicia, la responsabilidad y el sistema legal. A pesar de la evidencia del exceso de velocidad y la negligencia al volante, Sebastián Pira nunca fue llevado a prisión por este trágico incidente. ¿Cómo es posible que alguien pueda quitar dos vidas y no enfrentar las consecuencias?
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