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El vídeo nos muestra el crecimiento de dos Mimus gilvus desde su nacimiento, hasta que vuelan y abandonan el nido.
El Mimus gilvus, también conocido como sinsonte tropical o cenzontle tropical, es una especie de ave residente, conocida comúnmente por sus llamativos y diversos cantos.
Su distribución se extiende por toda la zona tropical americana, desde el sur de México hasta Ecuador, y la franja costera de Brasil desde el Norte del país hasta São Paulo. También se encuentra en las Antillas Menores y otras islas del Mar Caribe.
Habita en campos abiertos a baja altura, incluyendo zonas urbanas.
Su cabeza y parte superior son gris planteado y la parte inferior blanquecina.
Las alas son negruzcas, con dos franjas blancas y bordes blancos en las plumas de vuelo.
Tienen una larga cola oscura redondeada, con las puntas de las plumas blancas, un delgado pico negro curvado ligeramente hacia abajo, y largas patas oscuras.
Se alimentan principalmente de insectos y algunas bayas.
La incubación, llevada a cabo sólo por la hembra, dura alrededor de 15 días, más los posteriores días hasta abandonar el nido que, en este caso, fueron otros 15.
La evolución de los pichones durante estas dos semanas es asombrosa.
Se produce un un gran cambio en su morfología, actividad, canto, nivel de consciencia y, también, en los meticulosos cuidados parentales que van recibiendo, cada vez en menor medida para ir independizándose del nido y de ellos.
Comienzan a moverse hacia el tercer día, con movimientos bastantes espasmódicos e incontrolados, pero rápidamente aprenden a incorporar el cuerpo y abrir el pico para pedir alimento.
Antes de la primera semana de vida ya pían y controlan sus movimientos de cuerpo y cuello.
Hacia el sexto día de vida ya han abierto los ojos y empiezan a adquirir fuerza en las alas para apoyarse en ellas al incorporar el cuerpo, o para mantener el equilibrio en esta posición.
Cuando comienza la segunda semana ya se puede observar un nivel de consciencia mucho mayor y los raquis de las plumas de las alas y de la cola listos para empezar a desarrollar el estandarte de la pluma, que son todas las barbas, o pelos finitos, que se observan a ambos lados de este eje central llamado raquis.
Alrededor del noveno día son capaces de enfocar la vista y observar objetos o seres con consciencia de lo que observan, pero no fue hasta el undécimo día, cuando se observó que empiezan a esconderse y quedarse callados si alguien se acerca a ellos, como sistema natural de autoprotección.
El canto durante la segunda semana se vuelve mucho más intenso, potente y capaz de escucharse desde bastantes metros a la redonda.
Sus plumas se siguen desarrollando y ya son capaces de ponerse de pie sin dificultades.
Parece asombroso, pero del décimotercer día al décimocuarto se observó un gran cambio en el plumaje de las alas. Si bien el décimotercer día diría que era imposible que volase con el desarrollo que tenían las plumas de sus alas, el décimocuarto día ya se podían observar unas plumas bastante más desarrolladas y que ya comenzaban a ser similares a las de un adulto, con sus puntas formadas.
El día quince ya se muestra en el vídeo como se acicalan, como se alimentan y como entrenan sus alas, desplegándolas y batiéndolas para ejercitarlas antes de abandonar el nido.
Un hermoso regalo de la naturaleza que no enseña la increíble complejidad de los seres, fruto de millones de años de evolución y, a la vez, su fragilidad y la importancia de comprometernos con el cuidado de esta maravillosa Tierra que tanto nos da y tanto le quitamos.
Tenemos un deber con nuestro hogar, el planeta Tierra, de respetarlo, protegerlo y garantizar un buen futuro de todas estas especies para poder seguir viviendo en un planeta sano.
Realizado por: Lucia Vita Sastre. Música: Ocean, de John Butler y Pájaro Cenzontle, de Son Rompe Pera. Panamá, abril 2020.