Los primeros pasos para la construcción de un sistema educativo nacional en el México Independiente, a pesar de la inestabilidad política y social que se vivía en el país, se dieron en la escuela, un espacio de renovación social: las escuelas Lancasterianas (que funcionaron de 1822 a 1890), y el papel del Estado (y de la Iglesia). Y después la Reforma Liberal (1833-1834) trazó los lineamientos en materia educativa, gracias a la labor de los intelectuales Valentín Gómez Farías y José Ma. Luis Mora, quienes sustrajeron la enseñanza de las manos del clero y la dejaron en manos del Estado. Y así sucedió, poco a poco la paulatina transformación de la sociedad mexicana con el proyecto de la educación primaria nacional, la libertad de enseñanza promulgada en el Art. 3º de la Constitución de 1857, los postulados para la construcción de la escuela moderna, cuyos cimientos fueron la educación laica y científica, que buscaba secularizar a la sociedad y difundir un pensamiento ilustrado.