Es una historia muy repetitiva de personas que eran pobres y de repente se hicieron ricas, y terminaron en una gran pobreza.
En 1980, ganó uno de los premios más importantes de la historia de la lotería deportiva italiana: "El totocalcio", 300 millones de libras; más de un millón de dólares. Murió en diciembre de 1985 en la pobreza, arrollado por un tren en una estación de Milán.
Rosario Leonardi, siciliano de 37 años, primero invirtió parte de su fortuna en tres apartamentos y en una tienda en su Sicilia natal; luego se mudó al norte industrializado. Allí compró una mansión en los suburbios de Milán, e instaló una imprenta. Esta actividad fue la menos exitosa. Tuvo que vender todo lo que tenía. Había ganado una fortuna y lo perdió todo: su dinero y su vida.
Podemos pensar en estas palabras de Jesús, citadas en el evangelio de Mateo 16:26: “Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?”.
No, estos no son los bienes terrenales que debemos desear, sino los tesoros eternos. Los de este mundo no son más que fantasías demasiado crueles. El dinero debe ser una herramienta para servirnos, pero nunca un amo; que rápidamente puede convertirse en un tirano.
Busca valores verdaderos; busca la vida de Jesucristo y serás rico en verdad. Recibirás paz, alegría en tu corazón; y todo lo que no puedes comprar con tu dinero, Dios te lo dará gratuitamente por Su gracia; porque nos ama y porque quiere revelarse a nosotros.
¡Que el Señor te bendiga y hasta pronto!
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