En 1984 Keith Forsey recibió el encargo de componer la música y el tema principal de la película “The Breakfast Club” (conocida en Iberoamérica como “El Club de los Cinco”), un film de adolescentes escrito y dirigido por John Hughes que con el correr de los años se convertiría en una cinta de culto. Un inspirado Forsey, con la colaboración de Steve Schiff, guitarrista y compositor de Nina Hagen, escribió entonces una poderosa y soberbia canción llamada “Don´t You (Forget About Me)”, la cual fue ofrecida en primer lugar a Cy Curnin, cantante del grupo británico The Fixx, quien declinó la oferta.
El famoso cantante Bryan Ferry también se negó a grabarla, por lo que Keith Forsey le ofreció la canción a su amigo Billy Idol, pero el rockero-punk de pelo erizado y platinado también dijo que no. En ese momento Steve Schiff le sugirió a Forsey que le ofreciera la canción a Simple Minds, una promisoria banda escocesa que ya comenzaba a ganar popularidad entre el público británico. Sin embargo, como si fuera una especie de tema maldito que nadie quería grabar, la banda escocesa también se negó a grabar la canción “Don´t You (Forget About Me)”, aduciendo que ellos tocaban y grababan sus propias composiciones.
Seis meses después, Keith Forsey todavía no encontraba un artista adecuado para grabar su canción, así que se la volvió a presentar a los Simple Minds, quienes cambiaron su postura persuadidos por los directivos de A&M Records, su compañía discográfica en aquel entonces, de aprovechar la oportunidad para penetrar con fuerza en el mercado discográfico de Estados Unidos y apoyar así su inminente gira por esas tierras como soporte del grupo The Pretenders. Jim Kerr relató que “dejamos pasar un tiempo y al final aceptamos. Dijimos ‘bueno, veamos qué sale de todo esto’. Grabar la canción llevó sólo dos días, sin ningún esfuerzo. Le inventamos una introducción nueva y agregamos el famoso ‘la-la-la’ del final, que difícilmente puede ser considerado una obra maestra de la literatura. Nunca esperamos gran cosa de ese tema. Sin dudas, era algo pop, con estilo, pero que, comparada con cualquier canción nuestra, adolecía de una cierta falta de emotividad. Jamás se nos ocurrió que iba a llegar a ser número uno en Estados Unidos y en muchos países del mundo”.