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Valeska y Francisco llevan doce años juntos y en 2017 comenzaron a buscar un hijo. Sin embargo, pasaba el tiempo y Valeska no se embarazaba, por lo que consultaron al ginecólogo, quien los derivó a un centro de fertilidad. Poco antes de someterse una Fertilización In Vitro, vino el estallido social, luego la pandemia, por lo que debieron suspender el tratamiento por casi cinco años. Y, cuando llegó el anhelado día de la transferencia embrionaria, se enteraron de que ninguno de sus embriones era viable. Así, en enero de 2022, volvían al punto inicial.
Por un amigo de Francisco llegaron a Clínica Monteblanco, a la consulta de la Dra. Carolina Ortega.
“La primera consulta fue solo llorar”, recuerda Valeska. Sin embargo, el apoyo y la convicción de la Dra. Ortega, de que esta vez sí lo iban a lograr, los dejaron con el ánimo y esperanzas muy arriba.
Malformación de espermios y un endometrio muy delgado fueron parte del diagnóstico. Tras varios procedimientos, tratamientos y una primera transferencia fallida, en abril de 2023 llegó la anhelada betaespera positiva.
“El día de la segunda transferencia sentí el pabellón calentito, muy cálido. Y recuerdo que la doctora me dijo: ‘Este embrión está muy lindo’… Y sí, era Cristóbal…”, cuenta ella, quien agrega que el apoyo de su médico tratante fue fundamental.
“Recomiendo Clínica Monteblanco absolutamente. Las matronas siempre disponibles, todo el tiempo nos explicaban; la doctora jamás nos suspendió una consulta. Fue una experiencia que favoreció mucho el proceso, que es muy difícil, pero mientras tengamos un embrión, hay esperanza”, Valeska.
Te invitamos a conocer su emocionante testimonio.