Acto I
Escena 1
Medora es secuestrada
La plaza del bazar. Las hermosas esclavas que están a la venta, se sientan esperando compradores; Aquí también hay una multitud de turcos, griegos, armenios que examinan las mercancías traídas de todos los rincones de la tierra.
Una banda de corsarios aparece en la plaza, dirigida por Conrad. Evidentemente, ha venido al bazar para llevar a cabo su plan secreto para encontrarse con cierta bella desconocida.
Medora, la sala del dueño del bazar Isaac Lanquedem, sale al balcón de la casa de su tutor. Al ver a Conrad, rápidamente hace un selam * con las flores que tiene que entregar y se lo arroja. El último, leyendo el selam, está encantado, porque ahora está convencido de que la hermosa Medora lo ama.
Isaac y Medora aparecen en la plaza. Mientras Isaac examina a las esclavas, Medora y Conrad intercambian miradas apasionadas y significativas.
Un comprador rico aparece en la plaza, Seyd-Pasha, y su suite. Está rodeado de traficantes que muestran a sus chicas, pero ninguno de estos últimos agrada al Pasha. Entonces Seyd-Pasha ve a Medora. Él decide lo que sea posible para comprarla, pero Isaac se niega a venderle su barrio, explícitamente explicando a Seyd-Pasha que ella no está a la venta y en cambio le ofrece un par de otras doncellas.
Pero Seyd-Pasha insiste en comprar Medora. Sus ofertas son tan ventajosas y atractivas que Isaac no puede resistirse a ellas y acepta el trato. Al emitir una orden para que la nueva esclava que acaba de comprar sea entregada a su harén, Seyd-Pasha se va, amenazando a Isaac con un castigo si Medora no es enviada de inmediato a su harén. Conrad calma a Medora y le promete que los corsarios la secuestrarán.
A una señal de Conrad, los corsarios comienzan un alegre baile con las esclavas, en las que Medora participa activamente, para gran deleite de todos los presentes. Pero de repente, Conrad da la señal, y los corsarios se marchan con las esclavas y Medora también. Isaac corre tras Medora e intenta arrebatarla de los corsarios; Conrad ordena que Isaac, quien tiene miedo de su ingenio, también debe ser capturado.
Escena 2
Los conspiradores
La guarida de los corsarios. Los corsarios, con su rico botín y doncellas cautivas regresan a su guarida; También traído aquí está el tembloroso Isaac. Medora, entristecida por el destino de sus compañeros esclavos, le ruega a Conrad que los libere y él acepta. Birbanto y los otros piratas protestan, diciendo que ellos también tienen derecho a las mujeres. Se vuelven amotinados. Conrad, desviando un golpe dirigido a él, obliga a Birbanto a ponerse de rodillas; luego calma a una Medora asustada y protegiéndola cuidadosamente, entra con ella en la tienda.
Aprovechando la confusión general, Isaac decide escapar. Sin embargo, Birbanto y los otros piratas lo ven y, tomando todo su dinero, le sugieren que participe en un complot para recuperar a Medora. Tomando una flor del grupo, Birbanto la rocía con una poción para dormir, luego se la da a Isaac y le dice que se la dé a Conrad.
Conrad aparece y hace los arreglos para que se sirva la cena. Mientras los corsarios cenan, Medora baila para Conrad, quien le jura amor eterno.
Poco a poco, los corsarios se dispersan, excepto Birbanto y varios de sus secuaces que vigilan a Conrad y Medora. Isaac ahora aparece con una joven esclava; señalando a Medora, le dice a la esclava que le dé la flor. Medora, sujeta la flor a su pecho y se la da a Conrad, agregando que las flores explican todo su amor por él. Conrad, con amor, presiona la flor contra sus labios, pero el olor embriagador llega a su cabeza y, a pesar de sus increíbles esfuerzos para no sucumbir a su efecto, inmediatamente cae en un sueño profundo. Birbanto hace una señal a los conspiradores para que pongan en práctica su plan.
Medora se sorprende cuando Conrad se queda dormido de repente. Está rodeada por los corsarios que la amenazan. Intentando defenderse, Medora apuñala a Birbanto en el brazo y, tratando de huir, se desmaya y cae en los brazos de sus secuestradores.
Despidiendo a sus secuaces, Birbanto está a punto de hacer un pequeño trabajo con Conrad cuando este se despierta. Al enterarse de que Medora fue secuestrada, Conrad y los corsarios emprendieron la persecución.