Acto II
Ivan y Anastasia disfrutan de la felicidad mutua.
Los boyardos están planeando una conspiración y Kurbsky está involucrado en ella. Se introduce un cáliz envenenado y Anastasia cae como su primera víctima. Kurbsky contempla a la angustiosa zarina con horror. Los boyardos aterrorizados se dispersan.
Los campaneros tocan la muerte de Tsarina y la traición de los boyardos. La nación tumultuosa está al borde de la revuelta.
Ivan está de luto por el ataúd de Anastasia. Su imaginación evoca una imagen de su amada.
Kurbsky no tiene nada que hacer más que huir del país, temiendo la venganza del zar. Los boyardos también esperan venganza.
Aparecen personas vestidas con atuendos monásticos: estos son los Oprichniki con los que el zar decidió rodearse. Les confía exterminar la traición y aplastar el poder de los boyardos. Los boyardos son capturados y masacrados por los Oprichniki. Ivan the Terrible personalmente toma represalias contra ellos.
Oscuros son los pensamientos de Ivan: los pensamientos de un hombre que perdió su amor, de un zar rodeado de enemigos.
Atormentado por fantasmas, Ivan se retuerce al pensar que ha renunciado a la humanidad en su lucha y se ha condenado a una vida de soledad.
Ivan the Terrible busca frenéticamente una salida del laberinto de contradicciones establecido por la historia.