Acto III
Escena 4
La boda de Seyd-Pasha
Las habitaciones privadas de Seyd-Pasha en el palacio. Seyd-Pasha da órdenes de que se preparen los preparativos para su boda con Medora. Le propone matrimonio a Medora, quien lo rechaza indignado. Conrad encadenado es llevado a su ejecución. Medora, al ver la terrible situación de su ser querido, le ruega a Seyd-Pasha que le muestre misericordia. Seyd-Pasha promete perdonar a Conrad con la condición de que Medora, por su propia voluntad, acepte ser suya. Medora está al final de su ingenio y, desesperada, acepta los términos de Seyd-Pasha.
Dejado solo, Conrad se apresura hacia Medora, quien le dice con qué condición Seyd-Pasha acordó liberarlo. Conrad rechaza la nefasta condición y deciden morir juntos. Gulnare que los ha estado observando sugiere un plan; los amantes están de acuerdo y le agradecen profusamente.
Seyd-Pasha regresa. Medora le informa que acepta sus términos. Encantado, Seyd-Pasha da órdenes de que Conrad sea liberado de toda forma de persecución y que se preparen los preparativos para la ceremonia de la boda.
Se acerca la procesión de la boda, la novia está cubierta por un velo. Al final de la ceremonia, Seyd-Pasha le da el brazo a la novia y le pone un anillo en el dedo. Los bailes de las odaliscas ponen fin a la boda.
Al quedarse sola con Seyd-Pasha, Medora intenta atraerlo con sus bailes, pero es bastante obvio que no puede esperar la hora de su parto. Al ver la pistola en el cinturón de Seyd-Pasha, dice que la asusta y le pide que se la quite. Seyd-Pasha hace lo que le piden y le entrega la pistola a Medora. Su miedo aumenta al ver la daga, también metida en su cinturón. Para calmarla de una vez por todas, Seyd-Pasha saca la daga y se la da. Luego trata de abrazarla pero, bailando, Medora se desliza ágilmente de su alcance. Seyd-Pasha cae a sus pies y, implorando su amor, le da su pañuelo. Como si fuera una broma, ella le ata las manos y él, divertido, se ríe de su broma. A la medianoche, aparece Conrad. Seyd-Pasha se horroriza cuando ve a Medora entregar su daga a Conrad; quiere pedir ayuda, pero Medora le apunta con la pistola y le dice que lo matará si él abre la boca. Seyd-Pasha no se atreve a pronunciar una palabra, mientras que Medor y Conrad escapan rápidamente.
Seyd-Pasha intenta liberarse. Gulnare entra corriendo y, fingiendo horror, desata sus manos. Seyd-Pasha convoca a su guardia y les ordena perseguir a los fugitivos. Tres disparos del cañón traen la noticia de que el barco de los corsarios ha zarpado. Seyd-Pasha tiene un temperamento violento: su amada esposa ha sido secuestrada. "Soy tu esposa", dice Gulnare, y, señalando con el dedo de su boda, agrega: "¡Este es tu anillo!"
Seyd-Pasha queda en estado de shock.
Escena 5
Tormenta y naufragio
En el mar. Una noche clara y tranquila en cubierta. Los corsarios celebran su liberación. Solo el desventurado Birbanto, encadenado, no participa en la fiesta. Teniendo piedad de él, Medora le pide a Conrad que perdone a Birbanto y este se une a sus súplicas. Después de algunas dudas, Conrad perdona a Birbanto, quien solicita permiso para regalar a sus piratas con un barril de vino.
Hay un cambio rápido en el clima y se levanta una tormenta; Aprovechando la confusión, Birbanto nuevamente comienza a generar problemas con los piratas, pero Conrad lo arroja por la borda. La tormenta empeora: hay truenos, relámpagos y un mar muy agitado. Se escucha un crujido resonante y el barco queda encallado en una roca.
El viento se apaga lentamente y el mar vuelve a la calma. Sale la luna y dos figuras se iluminan con su luz plateada: estos son Medora y Conrad que, milagrosamente, no se han ahogado. Llegan a la roca, trepan y agradecen a Dios por su salvación.