El renting ofrece multitud de beneficios, y tanto las empresas como los particulares son cada vez más conscientes de ello. Un hecho que se traduce en la fuerza que esta alternativa de movilidad ha conseguido en el último año, cuando el 26’9 % de los vehículos matriculados fueron de renting.
Pero, ¿a qué se debe este acelerado crecimiento?. El ahorro en gestiones y gastos es, sin duda, uno de sus principales atractivos. Cuando se adquiere un vehículo, es obligatorio contratar un seguro a terceros, lo que supone el pago de una cuota mensual o anual. El coste va a depender de si se contrata el seguro obligatorio, que solo cubre daños a terceros, o el seguro a todo riesgo. Sin embargo, con el renting, este desembolso desaparece, ya que el seguro está incluido en las cuotas que el cliente abona mes a mes.
Los neumáticos se desgastan con facilidad y, por ello, es recomendable cambiarlos antes de que se deterioren y lleguen al final de su vida útil. Con el renting, la sustitución de neumáticos está incluida, de modo que ese gasto también desaparece.
Para mantener el vehículo en buen estado es necesario cambiar el aceite, revisar los líquidos, recargar la batería, etc. El servicio de renting se encarga de los gastos de taller relacionados con el mantenimiento y las reparaciones.
En la mensualidad que el cliente abona por un coche de renting, está incluido el pago del impuesto de matriculación, el impuesto de circulación y el IVA, que supone un 21 % del precio del automóvil.
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