El estrés es una reacción fisiológica que ayuda al deportista a responder a las demandas de la competición. Sin embargo, si no se maneja adecuadamente puede convertirse en el principal factor de vulnerabilidad a las lesiones. La presencia de niveles elevados de estrés puede producir efectos perjudiciales que aumentan el riesgo de lesiones a través de déficits de atención, cansancio y agotamiento anticipados, el abuso del entrenamiento, un funcionamiento corporal defectuoso o debilitamiento del sistema inmunitario. También puede influir negativamente en la deportista reduciendo el control o atención sobre conductas relativas a su autocuidado y medidas preventivas. Una plan de trabajo psicológico para reducir la vulnerabilidad a las lesiones no sólo mejorará el rendimiento de la deportista sino también su fortaleza mental a las adversidades